julio 29, 2011

Un tributo musical a Perú (Parte I)

CIUDAD KIJANO ha elaborado una lista de canciones para rendirle tributo al Perú, composiciones que no se pueden dejar de escuchar. Son de diferente géneros, ligados principalmente al rock con matices peruanos. Es una especie de tributo diferente a lo que representa nuestro hermoso país, nos hará sentir más peruanos. A continuación la primera parte de este singular recopilatorio:

EL OPIO – UNA BRUJA EN EL CUSCO

Canción rock sobre las bases de un ritmo tradicional huayno, fue lanzada en 1971 y es considerada una de las precursoras del rock fusión del Perú. Esta canción es la más emblemática de El Opio, quienes crearon un nuevo estilo musical al que denominaron Indian Rock.


EL PÓLEN – EL HIJO DEL SOL

Esta es una bella canción interpretada por la mítica banda El Pólen, banda pionera del rock fusión en América Latina, difundiendo de esa manera el folklore andino entre la movida rockera de la época. Incursionaron en este género en 1969 y nos regalaron hermosas canciones.


GERARDO MANUEL Y EL HUMO – MACHU PICCHU BLUES

Gerardo Manuel es un personaje fundamental dentro de la escena rockera nacional. Luego de tener una larga carrera en Los Shain's y Los Doltons, Gerardo Manuel forma el grupo El Humo y nos presenta esta singular canción, dedicada a la ciudad perdida.


LA SARITA – VIDA PASAJERA

Este tema es un toril tradicional de Ayacucho versionado por el grupo La Sarita. Es cantada en quechua por el arpista de dicha agrupación. Nos transporta a otro mundo, una muy buena iniciativa para que la juventud actual empiece a apreciar la música tradicional de los pueblos.


LOS SIDERALS – VÍRGENES DEL SOL

Desde la tierra de grandes guitarristas de Ayacucho nos llega esta hermosa canción. Los Siderals son una banda instrumental que en 1967 versionaron canciones folklóricas tradicionales en un estilo rock surf. Al escucharla, uno se siente en plena época del incanato.


LOS DESTELLOS – CARNAVAL DE AREQUIPA

Los padres de la cumbia peruana Los Destellos, de la mano del gran Enrique Delgado reversionan el Carnaval de Arequipa y nos llenan de alegría. Este grupo tiene muchas influencias musicales debido al gran recorrido artístico que tuvo su líder a los largo de su vida.


LOS DRUGOS – VALICHA

Con su particular picardía el grupo Los Drugos rinde homenaje al verdadero amor serrano celebrando la belleza de la mujer andina, cantada en quechua pero con un toque moderno, este es uno de los himnos folklóricos que nos recuerdan al bello Cusco.


LOS MOJARRAS – HIMNO APÓCRIFO

Los Mojarras hacen fusión del rock con la música chicha y los consideran creadores del rock callejero. Cachuca nos canta esta versión del Himno Nacional del Perú muy a su estilo, con la mano en el pecho escuchemos esta espléndida canción.


MADRE MATILDA – REGRESA

Esta hermosa canción criolla que en su tiempo cantó la gran Lucha Reyes nos llena de peruanidad y orgullo. El grupo Madre Matilda hace su propia versión en un estilo Pop Rock en los años 90, pero esta vez en la voz de Pierina Less una gran cantante.


MANGANZOIDES – CÓNDOR PASTA

Esta es quizás la canción más representativa del Perú: El Cóndor Pasa. Esta vez en una versión Garage Psicodélica interpretada por la banda instrumental limeña Manganzoides, quienes en 1997 le dan un toque más pesado a esta armoniosa melodía.




julio 28, 2011

Beth

"Beth" es una hermosa balada rock escrita e interpretada por Peter Criss (El Gato), quien era el baterista de KISS. La canción pertenece al disco Destroyer de 1976. Cuando este se retira de la banda la canta Eric Carr.

La canción habla de un músico que está de gira con su banda y través de la canción trata de explicar y pedirle disculpas a su esposa por no poder regresar a casa en ese momento. Es una declaración de amor, muy sublime y profunda. Sin dudas llega al alma de quien la escucha.




Beth, I hear you callin'
But I can't come home right now
Me and the boys are playin'
And we just can't find the sound
Just a few more hours
And I'll be right home to you
I think I hear them callin'
Oh, Beth what can I do
Beth what can I do

You say you feel so empty
That our house just ain't a home
And I'm always somewhere else
And you're always there alone

Just a few more hours
And I'll be right home to you
I think I hear them callin'
Oh, Beth what can I do
Beth what can I do

Beth, I know you're lonely
And I hope you'll be alright
'Cause me and the boys will be playin'
All night.

------------------------------------------------------

Beth, te oigo llamarme
pero no puedo regresar a casa ahora
los chicos y yo estamos tocando
y no podemos encontrar el sonido.
Solo unas pocas horas más
y estaré en casa contigo,
creo que los oigo llamándome.
Oh Beth que puedo hacer,
Beth que puedo hacer.

Dices que te sientes vacía,
que nuestra casa no es un hogar
y que yo siempre estoy en otra parte
y estas allí siempre sola.

Solo unas pocas horas más
y estaré en casa contigo,
creo que los oigo llamándome.
Oh Beth que puedo hacer,
Beth que puedo hacer.

Beth, yo sé que estas sola
y espero que estés bien
porque los chicos y yo estaremos tocando
toda la noche.

Yo amo PERÚ

Perú, cuatro letras que representan la grandeza de todo una nación, una nación hecha de muchas naciones. Este país, este hermoso país que se ha forjado con sangre libertaria, con llanto de viudas luego de cada batalla, con sudor de hombres del campo en cada cosecha. Este hermoso país, en cuyos caminos se han hundido los pasos de millones de humanos, donde las huellas se borran con el agua del mar en las playas, donde los pies se congelan por andar descalzos en las punas y donde las gotas de lluvia caen de costado por sobre los árboles de la amazonía.

Yo amo esta tierra, amo este mundo ajeno al resto, desde la última roca de Tacna hasta el último árbol de Tumbes, desde el desierto capitalino hasta el último riachuelo de Ucayali. Amo sus bailes, esas danza con las cuales se expresan los cuerpos, que caracterizan cada metro cuadrado de nuestro territorio, me deleito con sus comidas, saboreo cada ingrediente de los platos ancestrales de los pueblos más alejados y también de los platos con sabor a urbe y ciudad.

Yo no creo en la bandera, no creo en un himno y mucho menos en un escudo. Yo creo en la fuerza motriz que impulsa este país, su gente, gente variopinta de todas las razas, de antepasados comunes y antepasados disparejos. No solo Incas nos legaron esta patria, también los Chancas, Chimús, Paracas y desde tantos lugares del mundo han llegado chinos, italianos y argentinos. De esta gran mezcolanza nace Perú, del vientre de todos nosotros, los pobres, los ricos, los unos y los otros.

Desde la primera persona en este territorio, desde la primera piedra que formó una casa hasta las grandes industrias que ahora alimentan al pueblo, todo eso es Perú. Que a pesar de las distancias busca unirse, a través de sus venas de polvo y arena, a veces de asfalto o cemento, esas venas que unen un pueblo con una ciudad, un caserío con una capital. Yo amo Perú, porque es un humano, formado por todos nosotros a manera de células, porque el Perú es una persona que lucha, que ríe y que llora; porque levanta los puños al cielo y a gritos desgarradores proclama libertad. Porque cae y se levanta, tropieza, resbala y luego con terquedad divina vuelve a pararse.

Y así, luego de cientos de años, seguirá en su camino mi patria, mis nietos y los hijos de mis nietos amarán a su gente y la tierra que pisan como yo la he amado y como mis padres y mis abuelos la aman. Y habrá millones de personas, en las ciudades y en el campo, en la selva, la costa y la sierra e incluso en las escarpadas zonas que susurren al viento la palabra Perú.

julio 27, 2011

La nueva fábula de la Cigarra y la Hormiga

Cuando éramos niños constantemente escuchábamos fábulas relatadas por nuestros padres o maestros para darnos alguna enseñanza o moraleja. Una de las tantas era "La fábula de la Cigarra y la Hormiga", la historia de una hormiga trabajadora y una cigarra despreocupada, difundida por el autor fránces La Fontaine.

En el siguiente relato, lleno de fantasía e imaginación, el autor José María Pemán, cuenta esa historia a unos niños cuando un mirlo, ave de hermoso canto, lo interrumpe cambiando la moraleja y dando una nueva lección.

Empecé, pues, en tono sentencioso:

-Hijos míos, habéis de saber que hubo una vez una cigarra que se pasó todo el verano canta que canta. En cambio, cerca de ella, una hormiguita trabajadora iba y venía, acarreando provisiones para su hormiguero. Llevaba granos de trigo, de alpiste y de maíz, y los iba depositando en sus trojes subterráneos… Pero en esto pasó el verano y comenzó el invierno, crudo y desapacible. El agua y la escarcha cubrieron los campos. La cigarra entonces, no encontrando qué comer, se acercó al hormiguero. "Señorita hormiga –dijo- ¿podría hacerme la caridad de un granito de trigo para matar el hambre?" Pero la hormiguita salió al borde de su agujero y le dijo con gesto agrio: "Señorita cigarra: si yo tengo mis graneros repletos es porque pasé el verano afanándome y trajinando. ¿Qué hacía usted mientras tanto?" La cigarra contestó: "Yo, cantar y cantar…" Entonces la hormiguita terminó, volviéndole la espalda: "Pues bien, señorita cigarra, ahora… ¡baile usted!".

En seguida ahuequé la voz e inicié la moraleja:

-Hijos míos, he aquí dos conductas opuestas: la de la cigarra y la de la hormiga. ¿A cuál debéis imitar?

Iba a proseguir, pero me interrumpió una risita burlona que escuché encima de mí. Alcé los ojos y vi que el que se reía era un mirlo, que estaba posado en una rama de olivo. Acostumbrado a las fábulas, no me extrañó que el mirlo hablara. El mirlo me dijo con cortesía:

-Perdóneme que le haya interrumpido. Comprendí que iba a usted a proponer a esos pobres niños que imitasen a la hormiga, y he querido evitar que cometa usted la crueldad de envenenar y endurecer tan pronto esas almas infantiles.

Protesté indignado:

-Señor mirlo, no olvide que la fábula que he referido está admitida en la enseñanza oficial de todos los países. Su autor, el señor de La Fontaine, está considerado como un clásico, y creo que merece de vosotros, los animales, un poco más de respeto, aunque sólo sea en atención a las muchas cosas filosóficas que os hizo decir.

El mirlo sonrió:

-Las fábulas morales –manifestó- son a menudo propagadoras de una moral chiquita y casera. Y es que muchas veces los hombres llamáis “moral” a la sanción de las inmoralidades corrientes y cotidianas. Es una moral defensiva de vuestra vida rutinaria y útil. Por eso en vuestras fábulas presentáis a los niños tan lindos modelos morales: una rana triste e impotente, que revienta por querer alcanzar el volumen de un buey; un león que abusa victoriosamente de su fuerza; un zorro que triunfa con su astucia; un cuervo que, por la adulación, consigue liberarse de un águila… Todo un código de la dureza, la utilidad y la maña. Sólo así se concibe que llevéis varias generaciones presentando como ejemplar la conducta de esa hormiga agria y mal educada que, a la puerta de sus graneros atestados, le niega un granito de trigo a la pobrecita cigarra cantadora…

-Sin embargo –repetí algo desconcertado- se trata de una fábula clásica.

-¡Oh, sí! ¡La humanidad es muy lista! Nosotros, los mirlos, que la vemos desde arriba, la conocemos bien… La humanidad necesita más de las hormigas que de las cigarras para abarrotar sus graneros, como para vivir tranquila necesita que revienten las ranas, que quieren imitar al buey. Por eso, cuando un día el señor de La Fontaine, con sus manos perfumadas de agua de olor, escribió esta apología de la hormiguita despiadada y los graneros cerrados y rellenos, la humanidad se enterneció, batió palmas y la puso de texto en las escuelas. Sus frutos son hermosísimos. Los hombres se afanan, se atropellan, se pelean por llevar granitos a sus agujeros. Y si alguna cigarra soñadora se descuida en su acarreo… ¡Qué baile! Esa es la vida. Hay quien, ante ella, pronuncia palabras severas: frialdad, dureza, injusticia… Pero no, es sencillamente la continuación de la elegante fábula moral de la cigarra y la hormiga que nos enseñan de niños.

-Entonces, usted cree…

-Creo simplemente que el señor de La Fontaine no contó más que la mitad de la fábula. Entusiasmado con la grosera respuesta de la hormiga, no contó el desenlace. ¿Sabe usted lo que pasó luego? Pues luego, poco a poco, al encontrarse sin comida, la cigarra se fue debilitando. Todavía la infeliz, soñadora empedernida, cantaba con el roce de sus élitros verdes al pie de las matas. Pero su canto era cada vez más débil, más triste, más suave. Al fin, una noche dejó de cantar. A la mañana siguiente el sol arrancó reflejos metálicos del cuerpo verde de la cigarra tendido sobre la tierra… ¿Y la hormiga? ¡Ah! La hormiga estaba allá abajo, en su agujero templado y bien provisto, comiendo su trigo, su alpiste y su maíz. Hasta su agujero llegaba desde fuera el canto de la cigarra. Pero, como he dicho, éste fue debilitándose hasta enmudecer. Entonces la hormiga sintió un vago desasosiego, un vacío extraño. Hasta entonces no comprendió que se le había hecho necesario para la vida aquel dulce rumor de la cigarra cantora. Lo echaba de menos. Andaba triste de un lado para otro; perdió el apetito, junto a sus graneros atestados; encontró su agujero frío y húmedo. Comprendió, poco a poco, lo que le ocurría: la infeliz se había vuelto neurasténica. ¡Cuánto hubiera dado entonces por poder resucitar con un granito de trigo a la cigarra! Pero era tarde ya; en un rincón triste y oscuro de su hormiguero, sumido en un silencio mortal desde que enmudeció la cigarra, la hormiguita fue languideciendo poco a poco hasta morir…

Hubo una pausa. Comprendí que el mirlo estaba impresionado. Yo también lo estaba. El mirlo terminó:

-Esto es todo lo que olvidó el señor La Fontaine. Se puede morir de hambre de trigo, pero también se puede morir de hambre de música. Esta es también una moraleja que puede enseñarse en las escuelas… Y ahora, adiós. Empieza la primavera. Ha de saber usted que soy casado. De un día a otro mi señora ha de poner huevos. Tengo que acarrear pajuelas y barro para el nido. Voy, pues, a mi trabajo… Pero voy cantando, ¡Siempre cantando!

Y cantando, efectivamente, se perdió en el cielo hondo y azul. Los zagalillos, que me habían visto ensimismado, pues no entendían el habla del mirlo, me recordaron mi interrumpida pregunta:

-Güeno, ¿en qué quedamos? ¿Hemos de imitar a la cigarra o a la hormiga?
 
-A ninguna de las dos –contesté-, sino a aquel mirlo que va allí cantando, a su tarea.


JOSÉ MARÍA PEMÁN

julio 08, 2011

PERIOÉTICA: Una mirada precisa y veraz...


ORGANIZA:

GRUPO COPEIN
(7mo ciclo B - Universidad Jaime Bausate y Meza)

TEMA CENTRAL:
Periodismo de Investigación y Responsabilidad Social

LUGAR:
Centro Cultural CCori Wasi de la Universidad Ricardo Palma
Av. Arequipa 5198 - Miraflores

FECHA:
Viernes 15 de Julio del 2011

HORA:
6:00 p.m.

DIRIGIDO A:
Estudiantes y profesionales de periodismo, ciencias de la comunicación o comunicación social
Periodistas y productores de prensa escrita, gráfica, radio, TV e Internet.

EXPOSITORES:

• Ángel Páez
Jefe de la Unidad de Investigación de La República.

• Paola Ugaz
Editora general de La Mula

• Romina Mella
Periodista de Investigación en IDL-Reporteros

• Carlos Castillo
Periodista de Perú21

Invitados sorpresa


INGRESO LIBRE
Costo de certificado: S/. 10.00