noviembre 30, 2010

El día en que nací...

El día en que nací no ocurrió nada interesante, nada fuera de lo común, solo me sacaron del vientre de mi madre, de esas entrañas en las cuales estaba seguro, me sacaron a este mundo desconocido, donde mi existencia no es más que un breve parpadear. No culpo a mis padres de haberme traído a este mundo, vivo tranquilo a pesar de no tener una vida perfecta, agradezco haber nacido en el seno de esta familia y no en el de otra.

Nací a fines del primer mes de primavera, en setiembre, a fines de la década de los ochenta, diez años después de mi hermano. Esa era una época de mucha desolación en el Perú, en ese contexto es que vine al mundo. Mi madre, de aproximadamente nueve meses de gestación, ya no aguantaba la larga espera por mi nacimiento, así que debía salir ya, aunque he vivido mis veintiún años en el mismo lugar, abrí los ojos por primera vez en el distrito de La Victoria, en un hospital del estado, al cual nunca más volví.

Por los relatos de mis padres, yo fui el último esfuerzo, la última esperanza para que tengan una hija, creo que desde antes de ser concebido y ser una simple célula ya tenía esos aires de llevar la contraria, ese espíritu rebelde, pues nací hombre. Al parecer eso no decepcionó a mis padres, pero condené a mi mamá a lidiar con cuatro hombres todos los días de su vida, hecho que sé esa querida persona sabrá perdonar.

¿Qué tan gratificante es la llegada de un hijo al mundo?, ¿qué tan espectacular es la aparición de un nuevo miembro en la familia?, pues al parecer, es el milagro más grande de nuestra efímera existencia, al menos eso cree mi familia, incluyéndome. Los protagonistas, el día que nací, sin duda alguna, no fui yo, creo que los actores, las dos personas que pasaron por muchos acontecimientos ese día, fueron mis padres, estoy seguro que deben haber pasado por varios sustos de camino al hospital.

El día en que nací, el hecho mismo de nacer no implicó abrir una brecha en la historia universal y colocar ese hecho como un hito fortuito, pero de lo que estoy seguro, es que abrió una brecha enorme, en el corazón familiar, entre las personas que integran mi numerosa familia, que ese mismo día, horas más tarde, se agolpaban frente a mi cuna a ver al nuevo integrante del mundo. Imagino que ese día, mis hermanos navegaron en sus mentes, pensando los miles de posibles nombres que me pondrían, pensando en como sería, en las enseñanzas que me darían, en la idea de tener un bebé en casa.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta lindizimo esto.. te felicitoo.. ....
Giani